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Guadalupe Guzmán

"En la obra de Guadalupe Guzmán, encuentro correspondencias con algunas escenas creadas por el cineasta David Lynch, en ellas; tanta claridad, belleza, perfección, se perciben como desolación y algo siniestro"

 

Guillermo Sepúlveda

 

 

           Desde sus inicios las pinturas que tenían relación con el posteriormente acuñado término "naturaleza muerta", incluso antes de que se independizaran de la pintura de género de la que formaban parte, se podían apreciar a un nivel puramente estético aunque aquellas personas con una educación humanista podían además descubrir elementos de reflexión moral, alusiones políticas o incluso teorías teológicas. Tan importante como este simbolismo oculto era su significación en relación con los intereses culturales y económicos, necesidades, valores y preferencias del  público para el que eran pintadas.

 

            A través del tiempo este género fue evolucionando tanto en forma como en contenido y siempre constituyendo un fiel reflejo  de su tiempo, pasando incluso por el "formalismo" característico de algunas corrientes del siglo XX en el que resultaría ocioso buscar un discurso más allá de la investigación formal y perceptual (no por ello de menor valía).

 

            Guadalupe Guzmán es heredera de esta larga tradición  desde la ventajosa perspectiva de la acumulación de experiencias históricas que nos da la "contemporaneidad". Al igual que los pintores holandeses del siglo XVII  incluye dentro de su repertorio flores, a veces libros o frutas e igual que ellos nos ofrece la posibilidad del disfrute estético o ,si nos apetece, la de adentrarnos en sus códigos que a diferencia de aquellos corresponden al ámbito íntimo y personal. Su facilidad para la evocación y su obsesión por el detalle nos inducen casi sin percibirlo a una introspección en la que el tiempo es siempre el antagonista. Así mismo su ojo inquisitivo poco a poco se ha ido desplazando por los espacios que contienen estas historias de ausencias hasta llegar a expandirlos y abarcar el espacio externo pero solo para convencernos que ni siquiera ahí seremos capaces de encontrar la salida...

 

 

                                                                                                       Ramiro Martínez Plasencia